jueves, 13 de febrero de 2014

Células adultas se transforman en células madre aplicando ácido



La carrera para conseguir células madre lo más parecidas a las embrionarias cuenta con un nuevo competidor: las que se obtienen estresando células adultas. Esto, en la práctica, quiere decir, sumergiéndolas en un baño de ácido.
Hasta ahora, para conseguir células madre había dos posibilidades: obtenerlas de embriones  o reprogramando células adultas. Para ello había que añadirles una serie de factores. Así se conseguían las llamadas iPS (células madre pluripotenciales inducidas), que no eran tan maleables como las embrionarias, pero casi. La nueva aportación va en la misma línea se parte de células adultas pero por un método en apariencia más sencillo y con un resultado más próximo a las células totipotenciales, las que pueden transformarse en cualquier tejido y no solo en unos cuantos. 
Las ha desarrollado un equipo del RIKEN Center for Developmental Biology ide Kobe (Japón).

La aproximación es tan novedosa que la autora principal, Haruko Obokata, necesitó cinco años para convencer a sus jefes y a una revista para que lo publicaran. Tuvo que grabar la transformación de un tipo de célula de la que no hay duda acerca de que se trata de una muy especializada, un linfocito T, para convencerles. Ya lo ha conseguido partiendo de cerebro, piel, pulmón e hígado. A las nuevas céluals las ha bautizado como STAP, siglas en inglés de stimulus-triggered acquisition of pluripotency (adquisición de pluripotencia por estumulación). Luego, las ha introducido en ratones añadiéndoles genes fluorescentes para confirmar que se diferencian en los distintos tejidos de un ser vivo.


El también japonés Shinya Yamanaka, que fue el primero en conseguir células iPS, ha dado la bienvenida al artículo: “Los trabajos son importantes para entender la reprogramación celular. Desde un punto de vista de cara a una aplicación médica, es un nuevo método de conseguir células del tipo de las iPS”.

De las células madre se podía esperar cualquier cosa menos que tuvieran sexo. Y, sin embargo, así es. Científicos de Dallas, Tejas, han mostrado en ratones que un tipo de células madre (las hematopoyéticas, que generan los glóbulos rojos y blancos de la sangre) responden a los estrógenos, una clase principal de hormonas femeninas, y que esto las hace proliferar más que sus colegas masculinas. Los niveles de estrógeno aumentan durante el embarazo, lo que acelera la producción de células de la sangre para satisfacer la voraz demanda del nuevo inquilino.

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